sábado, 15 de octubre de 2016

LA SOMBRA DE VIVIR

              LA SOMBRA DE VIVIR
                           Por: Ken Sánchez


Era de noche cuando Ken transitaba por la larga y desconocida Avenida, venía como aparecido masticando la monotonía de su soledad, iba pensando en todo lo que es vivir tan solo en una inmensa ciudad; desde la esquina donde se paró a descansar por unos segundos, vio la agitada vida que acosa a todo la mayor parte de los habitantes.


Segui su lento y parvo caminar sin imaginar se paró bajo un farol en que la cubrió todo su cuerpo, pero, su sorpresa fue grande cundo agachó la cabeza: qué, no veo mi sombra, que me está pasando, soy acaso el hombre sin sombra? Se tocó mil veces como diciendose que es un sueño o es realidad, pero ni siquiera hay ni una señal de sombra su sombra, entonces ávido su mente viajó hacía al escritor Pedro López Ganvini que le había dedicado un pequeño-grande cuento:

La sombra de la sombra*

A Ken Sánchez

Sigue andando sin enterarse que ya no estaba en éste mundo. Vagaba por las calles día y noche. Hasta que un día se dio cuenta que estaba haciendo sombra a nada y era sombra de nada.

Miró en derredor y estaba parado junto a un muerto en la morgue central de Lima.


Entonces vió a derredor de su sin nada ni su sombra ni su cuerpo, se tocó más de las veces que ódía tocarse diciendose que era una sencilla pesadilla por haber leido muchas veces el libro llamado “El celular del diablo 2”  escritor muy cuidadosamente por el Escritor Pedro López Ganvini.

Rodó por la gran urbe llamado Lima que a sus ojos se mostraba como algo que no recordaba ni en su remotada vida, caminaba buscando la razón de estar vivo o muerto, pero no entendía ni a la vida ni a la muerte que ambos andan con la misma aventura de otros, unos y de todos con la misma suerte de morir o de vivir en pequeñas aventuras.

23

I

Yo
que
moria,
sabiendo
que
estaba
muerto,
quería
morir
de nuevo.


Recordaba que cuando estaba vivo, solia decir que la vida es la sombra de la muerte, y la muerte es la sombra de vida, entonces que es la vida, sono un canto alegre bajo la sombra de la muerte.

Así pensando llegó a un lugar que le parecia bastante familiar a sus ojos.

¿Cómo, estoy en Huarás?

Que está sucediendo?

Hace un minuto estuve caminando por la Avenida Tacna en el centro de Lima y termino mis pasos en la Avanida Luzuriaga, como es esto carajo.

La muerte me está jugando malas chascados.

Seguía su afanoso y rutinario caminata cuando se encontró con los grandes maestros de la escultura, vio al Arquero de la Muerte jugando con Gavila que posteriormente caería fulminado por su lanza apacible del arquero.


       II

Ya muerto
emprendí la tarea
de culminar la más grande
de mis obras:
terminar de esculpir
tu cuerpo de diosa
que es mi condena
a tal tormento
sabiendo que la muerte
ya no me deja
salir de la muerte.

Entonces comprendió que sí vedaderamente estaba muerto y estaba parado viendo su cuerpo muerto en la morgue, yo, estaba viendo mi cuerpo muerto tendido en la mesa de la morgue, si, era mi cuerpo la que miraba sin vida, yo veia mi cuerpo,y, yo donde estaba como una sombra de la vida sin sombra si no de la muerte.

En largo tragín de su pesadumbre no pudo expliar lo que le estaba sucediendo de tal manera que hizo reventar su cabeza que lo que estaba haciendo antes de morir, trató de recordar, nada, hizo muchos esfuerzos en tratar de recordar los precisos instantes cuando se le produjo la muerte de su cuerpo porque su única vida que me la des tu vida a otras vidas, aún a quellos que no saben recompesar.  

12

I

Morir
al pie tus ojos,
fusilado por tu corazón
con balas de pezón;
en cuerpo y pene
se enterró mi amor,
en tu vida para siempre.

Vió clarmente los ojos de aquella mujer que la mató con grandes alagos quedó combado haiendo mil ilusiones con balas de flores marchitos, las flores que en camino cultivo, les dio vida que ahora las quitan ella, fue fusilado con armar moratales que slavrse no puedo; vio sus ojso hechiceras de aquella mujer que le disparó con rabía y odio le quitó la vida, su cuerpo está en la morgue y, otro yo va vagando las mismas calles que su cuerpo recorrió, las mismas miradas de lontananza se ahogaba en su sola soledad.

    II

Con tus ojos
llora mi riñon
vomitando
rrecuerdos turbios,
días
marchitos
y muslos soprerndidos
acaricia mis rotas manos.  

Entonces lloró sin lágrimas que le ahoraran,

caminó sin sombra todas las calles de su antiguo barrio,

reían sin que nadie le veía,

fue un aparcido que ha nadie aparecía, solo el sabía de su existencia y de que no tenía sombra ni vida tenía su cuerpo que seguia esperando en le saquen de ese lugar gélido y sombrio.
*Pedro López Ganvini-Caraz 1966- Garaduado en Ciencias de la Comunición de la Universidad Inca Garcilazo de la Vega. Poeta, narrador, editor y gestor cultural. Ha publicado en poesía: “Corcierto de Romance” 2002, “Cuando habla un corazón” 1984, y, “Cundo habla un corazón II” 1988 y, entre otros.

LIVIDA VIDA

  V ivir en una mística comunión con la muerte, oír su voz redentora y contemplarla, cuando corre rauda o bisbisea, cruzando el umbral de nu...