LA
SOMBRA DE VIVIR,
tragos y violencia en
los cuentos de ken Sánchez
*Por: Jack Flores
Los libros de cuentos o novelas, muchas veces
suelen ser autobiográficos, ¿pero cuánto de eso es real? ¿Cuánto de lo narrado
es verdad? No lo sabemos con exactitud, y a decir verdad, tampoco importa. Lo
que sí importa es que lo narrado cobre autonomía de la realidad y devenga algo
así como una realidad paralela. Un mundo ficticio que convive con la realidad y
nos lleva -a los lectores y autores- a
vivir mejor en la realidad. Ken Sánchez ha hecho algo parecido: se ha apoyado
en vivencias personales y no personales para elaborar su tragicomedia de
tragos, camaradería y violencia. Su libro la sombra de vivir, tiene todas esas características:
hay risas, hay lágrimas, hay amistad y hay violencia, terrible violencia que
exacerba tratándose de una injusticia social. Y vamos con el primer cuento: Buscando
trabajo, donde el personaje, alter ego del autor, es un pintor sin empleo, que
zamaqueado por su mujer, anda buscando trabajo:
"Ya me tienes harta con eso de la música
y la guitarra, que el artista y su genialidad, que el cantante y su fama; eso
es para vagos y borrachos. Busca trabajo en vez de pensar en vaguerías."
Pero el pintor no consigue fácilmente trabajo, sobre todo a causa de su
desmedida afición a la bebida -y aquí también hay una semejanza con el autor-.
Y deambulando, borracho, llega a una comisaria donde rompe una ventana con una
piedra, logrando de ese modo tener una ocupación: limpiar los waters del puesto
policial, luego de pasar una noche encerrado. El cuento termina con el
personaje enfrentándose a su mujer y a la pesadilla de escuchar sus gritos: "lucho
se tapó con la frazada y se quedó dormido como si fuese un recién nacido; pero
en sus sueños su mujer le llenaba de un
mar de gritos: ¡carajo, vaya a trabajar, te están esperando!"
(Aquí hay que hacer un deslinde con la
realidad, pues el autor, que yo sepa, no tiene mujer y no está casado).
El segundo cuento también tiene relación con
los tragos, y hasta el tercero y cuarto; hay como una celebración de la cerveza
en boca de los personajes, y hasta del narrador: expresiones como: el cáliz
fraterno, la resaca de una buena curda, la danza de los vasos con la botella, la
misa, dan testimonios de este buen trato a la bebida. Pero no todos los cuentos
son de camaradería, de amor por la bebida, también hay de violencia, de
exaltada violencia. La sombra de vivir, el cuento que da título al libro, es la
historia de un personaje que está caminando por las calles, de noche, y de
pronto repara que su cuerpo no proyecta sombra, ¿Qué?, no veo mi sombra, ¿Qué
me está pasando?, ¿soy acaso el hombre sin sombra? Se tocó mil veces el cuerpo
como diciéndose, soy un sueño o una realidad, pero ni siquiera había una señal
de su sombra.
Entonces vio otra vez alrededor suyo y nada,
ni su sombra ni nada.
Y rodó por la gran urbe llamada lima buscando
la razón de estar vivo o muerto.
Y llegó a un lugar conocido, se detiene.
¿Cómo, estoy en Ruarás?
¿Qué está sucediendo?
Hace un minuto estuve caminando por la
avenida Tacna, del centro de Urna, y termina mis pasos en la avenida Luzuriaga,
de Huarás, ¿Qué es esto, carajo?
Y el personaje sin sombra llega a recordar la
pelea con una mujer y la violencia que ella le propinó hasta dejarlo sin
sombra.
Un cuento que, como vemos, tiene tintes fantásticos,
pero que en realidad es la violencia de una mujer despechada a su pareja.
Pero donde mas se gráfica la violencia es en
el cuento Sombra de la muerte, donde una mujer, consejera regional de Huarás,
lucha contra la corrupción y muerte, de malos funcionarios de su región. Y su final,
es trágico. Pero lo que más impacta del cuento es el grado de violencia que ha
retratado el autor, la impunidad que alardeaban los corruptos.
Y aquí sí no hay nada autobiográfico, pero sí
el interés del autor que supongo ha sido testigo de la violencia y corrupción
en su departamento, y que lo ha llevado a la escritura como medio de protesta y
de lucha contra la injusticia.
Eso es algo que tiene tradición en los
escritores y artistas latinoamericanos, con la acotación que ahora los
gobiernos ya no persiguen a los escritores, sino buscan ganárselos, darles
alguna prebenda, un lugar y caricaturizarlos, para que su lenguaje y protesta suene
falso, y no llegue a su público.
Y es en el otro cuento Sombra gris, donde
también se ve la violencia e injusticia; un joven profesor amenazado de muerte
por un grupo subversivo, que ante la determinación del docente de no abandonar
el lugar ni aceptar ser parte del grupo, consigue la muerte, dejando viuda y
huérfanas en su familia.
Por su mente del profesor habían pasado
muchas ideas para el futuro de sus hijos y el envejecer junto a su esposa, pero
no pasó así, la parca lo adelantó poniéndole una piedra en el camino que se
extendía desde su infancia y juventud, su estudio....llego a ser adulto y morir
por la misma suerte de la vida.
Y sigue un recuerdo de la esposa del profesor
donde se ve su trayectoria para hacerse profesional y llegar a formar su
familia.
Nunca esperé este final para nuestro amor que
fue grande e inmenso como las cumbres que nos protegen y nos cuidaran hasta
nuestros últimos días.
La madre cayó destrozada en un hondo recuerdo
que le fulminó el corazón, bañándola en un rio de lágrimas; las tres hijas la
abrazaron uniendo sus dolores, sintiendo ver al padre que se levantaba, para
decirles: ¡No se dejen derrotar, vencerán!
Y así culmina este breve r cuento por el
libro de Ken Sánchez, con sus obsesiones y bebidas, y lucha, claro, y su afán
por seguir escribiendo y mostrando sus demonios azules que, gracias al arte de
la escritura, cambian de color, y hasta les tomamos cariño, por servir de
inspiración y acompañarnos en nuestro diario vivir como escritores.
Gracias,
Lima 20 de julio de 2017
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