miércoles, 9 de agosto de 2017

LA SOMBRA DE VIVIR

LA SOMBRA DE VIVIR,
tragos y violencia en los cuentos de ken Sánchez

*Por: Jack Flores


Los libros de cuentos o novelas, muchas veces suelen ser autobiográficos, ¿pero cuánto de eso es real? ¿Cuánto de lo narrado es verdad? No lo sabemos con exactitud, y a decir verdad, tampoco importa. Lo que sí importa es que lo narrado cobre autonomía de la realidad y devenga algo así como una realidad paralela. Un mundo ficticio que convive con la realidad y nos lleva -a los lectores y autores-  a vivir mejor en la realidad. Ken Sánchez ha hecho algo parecido: se ha apoyado en vivencias personales y no personales para elaborar su tragicomedia de tragos, camaradería y violencia. Su libro la sombra  de vivir, tiene todas esas características: hay risas, hay lágrimas, hay amistad y hay violencia, terrible violencia que exacerba tratándose de una injusticia social. Y vamos con el primer cuento: Buscando trabajo, donde el personaje, alter ego del autor, es un pintor sin empleo, que zamaqueado por su mujer, anda buscando trabajo:


"Ya me tienes harta con eso de la música y la guitarra, que el artista y su genialidad, que el cantante y su fama; eso es para vagos y borrachos. Busca trabajo en vez de pensar en vaguerías."
Pero el pintor no consigue  fácilmente trabajo, sobre todo a causa de su desmedida afición a la bebida -y aquí también hay una semejanza con el autor-. Y deambulando, borracho, llega a una comisaria donde rompe una ventana con una piedra, logrando de ese modo tener una ocupación: limpiar los waters del puesto policial, luego de pasar una noche encerrado. El cuento termina con el personaje enfrentándose a su mujer y a la pesadilla de escuchar sus gritos: "lucho se tapó con la frazada y se quedó dormido como si fuese un recién nacido; pero en sus sueños su mujer  le llenaba de un mar de gritos: ¡carajo, vaya a trabajar, te están esperando!"

(Aquí hay que hacer un deslinde con la realidad, pues el autor, que yo sepa, no tiene mujer y no está casado).

El segundo cuento también tiene relación con los tragos, y hasta el tercero y cuarto; hay como una celebración de la cerveza en boca de los personajes, y hasta del narrador: expresiones como: el cáliz fraterno, la resaca de una buena curda, la danza de los vasos con la botella, la misa, dan testimonios de este buen trato a la bebida. Pero no todos los cuentos son de camaradería, de amor por la bebida, también hay de violencia, de exaltada violencia. La sombra de vivir, el cuento que da título al libro, es la historia de un personaje que está caminando por las calles, de noche, y de pronto repara que su cuerpo no proyecta sombra, ¿Qué?, no veo mi sombra, ¿Qué me está pasando?, ¿soy acaso el hombre sin sombra? Se tocó mil veces el cuerpo como diciéndose, soy un sueño o una realidad, pero ni siquiera había una señal de su sombra.

Entonces vio otra vez alrededor suyo y nada, ni su sombra  ni nada.
Y rodó por la gran urbe llamada lima buscando la razón de estar vivo o muerto.
Y llegó a un lugar conocido, se detiene.
¿Cómo, estoy en Ruarás?
¿Qué está sucediendo?

Hace un minuto estuve caminando por la avenida Tacna, del centro de Urna, y termina mis pasos en la avenida Luzuriaga, de Huarás, ¿Qué es  esto, carajo?

Y el personaje sin sombra llega a recordar la pelea con una mujer y la violencia que ella le propinó hasta dejarlo sin sombra.


Un cuento que, como vemos, tiene tintes fantásticos, pero que en realidad es la violencia de una mujer despechada a su pareja.


Pero donde mas se gráfica la violencia es en el cuento Sombra de la muerte, donde una mujer, consejera regional de Huarás, lucha contra la corrupción y muerte, de malos funcionarios de su región. Y su final, es trágico. Pero lo que más impacta del cuento es el grado de violencia que ha retratado el autor, la impunidad que alardeaban los corruptos.
Y aquí sí no hay nada autobiográfico, pero sí el interés del autor que supongo ha sido testigo de la violencia y corrupción en su departamento, y que lo ha llevado a la escritura como medio de protesta y de lucha contra la injusticia.

Eso es algo que tiene tradición en los escritores y artistas latinoamericanos, con la acotación que ahora los gobiernos ya no persiguen a los escritores, sino buscan ganárselos, darles alguna prebenda, un lugar y caricaturizarlos, para que su lenguaje y protesta suene falso, y no llegue a su público.
Y es en el otro cuento Sombra gris, donde también se ve la violencia e injusticia; un joven profesor amenazado de muerte por un grupo subversivo, que ante la determinación del docente de no abandonar el lugar ni aceptar ser parte del grupo, consigue la muerte, dejando viuda y huérfanas en su familia.

Por su mente del profesor habían pasado muchas ideas para el futuro de sus hijos y el envejecer junto a su esposa, pero no pasó así, la parca lo adelantó poniéndole una piedra en el camino que se extendía desde su infancia y juventud, su estudio....llego a ser adulto y morir por la misma suerte de la vida.


Y sigue un recuerdo de la esposa del profesor donde se ve su trayectoria para hacerse profesional y llegar a formar su familia.

Nunca esperé este final para nuestro amor que fue grande e inmenso como las cumbres que nos protegen y nos cuidaran hasta nuestros últimos días.

La madre cayó destrozada en un hondo recuerdo que le fulminó el corazón, bañándola en un rio de lágrimas; las tres hijas la abrazaron uniendo sus dolores, sintiendo ver al padre que se levantaba, para decirles: ¡No se dejen derrotar, vencerán!
Y así culmina este breve r cuento por el libro de Ken Sánchez, con sus obsesiones y bebidas, y lucha, claro, y su afán por seguir escribiendo y mostrando sus demonios azules que, gracias al arte de la escritura, cambian de color, y hasta les tomamos cariño, por servir de inspiración y acompañarnos en nuestro diario vivir como escritores.

Gracias,

Lima 20 de julio de 2017

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