jueves, 26 de marzo de 2020

CAMINO y flores

He transitado por muchas largas y amplias avenidas y un sin número de jirones y calles olvidadas; he visto morir el sol en una solitaria esquina de la vida; y, en cada desolada sombra del crepúsculo, mi isla desértica deja huellas difíciles de andar.
Con pasos parvos camino en mis pasados que van dejando alientos tibios en los puertos de todos los hombres, en cada senda dejada a lo largo del charco.
Todos los concretos del destino se han roto como un débil grito en solitario,  roturando mis tenues salidas. En cada travesía se ha combado en la soledad del campo, preguntando por la pileta de la cuadra; se han silenciado los patios de los cielos al sentir los taciturnos movimientos que han pintado, como garúas, las veredas  del último tiempo. 



Lento han pasado los momentos de aquellos paisajes albos que acariciaron mis oxidados sueños y guardan aun ascuas remembranzas de besos idos.
Todo está poblado de raudos e ignotos senderos, vacíos ríos que conducen hacia la nada, solo seguimos a muchos que caminan a ningún lugar y caminamos los mismos caminos ya recorridos, están cansados de tanto tropezar con las mismas cosas: la misma mesa de siempre adornada por una botella andrajosa rodeada por vasos viejos y bebiendo los mismos extintos.
Los exangües hundidos en el Bar de la historia conversan los mismos temas podridos y en el macetero del engaño florece la traición perfumada por la maldad.
La ciudad se encuentra vencida por un paisaje desolador poblado de calles pintadas de míseros caminantes estirando las manos. A lo largo de las avenidas pinceladas de ollas y platos en baldes con agua moribunda van alimentando a un mar de hombres en olas de miseria, hundidos en la delincuencia y matándose con la droga y el alcohol y, en cada esquina fría y huérfana esculturas calman lascivos tratando cómo aplacar su hambre.
Todo, todo.
Todo…
Está igual.
Contaminado por la corrupción, atrapado por politicastros ignorantes hambrientos por enriquecerse, abrigados de sicarios y ladrones dispuestos a hacer lo que se les ordene.
Todo está podrido,
todo está infectado,
todo está extraviado,
todo está muriendo a milésimos de segundos comiéndose a sí mismos, bebiéndose su propia sangre para seguir viviendo en la basura y de la basura en un hermoso océano de olvido.
Ahí,
se abren caminos albos,
amaneceres libres iluminado de arreboles el alegre ocaso y,
en las noches titila el faro de la libertad.
Y, muchas flores sembradas viven en todo los caminos del tiempo,
flores que adornaron mi triste jardín de otoño,
flores que hallé recorriendo avenidas floridas con mi parvo andar y he encontrado mis tardos pies por jirones deshabitados,
he rengueado por calles derrotados.
He transitado a tren,
automóvil,
bus bebiendo agua huérfano,
comiendo pan duro y cultivando el jardín.
Tomé del jardín la flor más cálida,
más fresca del valle,
más tierna de pétalos abrigados por la brisa del Killkay, 
la flor del río,
la flor del valle,
la flor del campo,
la flor del tiempo,
flor de mayo que envuelve la luz de mis ojos,
flor que alimenta mis cantos de triste gorrión,
flor que en mi paleta los pigmentos base, pueblan tu vida, colores de otoño pintan una azucena en primavera.
Todos los colores del tiempo se han pintado en mi corazón como en un sensible lienzo hermoso hecho de lis carmín, e hizo la metáfora de café temprano traído en pétalos de amor.
Las flores de mi camino triste se fueron quedando atrás, iban quedando en el inmenso recuerdo que ahora solo en una sombra respira a borbotones.
Y, flores solo son flores que duermen en una vereda solitaria por donde solo transitan grises recuerdos; en ríos helados van llevando muchos caminos a la espalda tatuada que aún respira por la misma herida, vaga por aquellas solitarias praderas navegando largas plazas de amores caminos solitarios.

Lima, otoño 2019.




Cinco  

                                (Canto a la mujer solitaria)

         1

Hoy temprano
me senté a tomar
el desayuno,
se me resbaló la azucarera,
el azúcar se tendió a la mesa,
sangró el pocillo,
está en la mesa la miseria,
entonces te amo,
cuando nos sentamos
a tomar el desayuno,
ahora mi corazón herido
apretando a mis senos
a nuestro hijo
vengo a visitarte,
vengo a contarte
las mil y una noches
de nuestros días,
la lucha de siempre
para sobrevivir…
pero de tus labios
brotan esperanzas:
ya no sufrirás más
todo cambiará
con la nueva aurora…
  
2

La casa
donde vivimos
resiste el recuerdo
junto a la puerta destrozada
por la furia del huracán.

Aun los cristales de las ventanas
yacen en el suelo
como sembradas de estrellas
desde que te llevaron,
llora nuestro hijo,
nos haces falta.

Cuando
leo lo que escribiste,
tú vives
en toda lucha,
…sigue tu rúa… 

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