ITINERARIO ROJO
Y
toma
esta
azucena
como
símbolo
de
nuestra
liberación.
Uno:
Con
este puñado de letras
quiero elevar la voz:
Cuando
caiga rendido,
hundirá su nido la desierta noche,
miraremos la alborada
pintarse de albo
amanecer.
El río
brama
su nombre,
las golondrinas
cantan viendo sonreír
el sol;
el lucero tierno
itinerario…,
de un nuevo
jardín
de bellas azucenas.
Dos:
El verso sangra
cuando
llora la música,
mueren las flores,
el pueblo
se arma de besos
intensos
y de puños duros
para proscribir
la amargura
tristeza
miseria
y, sellar con el viento
los caminos libres…
Tres:
Brotan
de la misma
tierra
cantando
entre
escombros
el
verso alegre,
voz de agua fresca
se levantan
desde el desprecio
para defender
la aurora alegre.
Cuatro:
(A mi madre Felícitas)
De tus
entrañas
has sembrado
fruto de gloria.
En lecho
de pobreza
se acostaban
y desde los surcos
sonrientes
como
el maíz indio
se levantaron
entre
las
maleza
para decir a flor de fuego
¡… venceremos!
Cinco:
(A
Lucio, mi padre)
En
tus
ojos
se ha pintado
el verso rojo
de mi infancia
y, nunca has
encontrado
sino la explotación
por tu condición de proletario,
pero en la mesa
de siempre
ya no comerás
el amargo sabor
de una manzana pobre.
Todo cambiará
porque tus manos
han roto
la panza
de la tierra
y dio
el dulce fruto
para comer la dulzura
de las cosas primeras…
Seis:
Con
la
voz
herida
vengo trayendo
el verso
hecho
fuego
de valor
y rabia.
Las lágrimas
convertidos en plomo
llevando la bandera
de coraje indio,
recorre el mundo
elevando
la libertad.
Siete:
Hoy
quiero cantar
versos
como agua
fría de un nuevo
libre amanecer
o como
el perfume
de victoria
conseguida
a sangre-cárceles
o, como
aquél canto
que dice:
¡Somos libres…!
Ocho:
Troto
el
mundo
elevando
canciones
de
días
duros.
Voy
como pájaro
errabundo
coreando
con puño en alto,
con las fauces
embutidas
de llanto
y tristeza para decir:
Libertad.
Nueve:
Trina
el
sonoro
eco
del pueblo repitiendo
la canción
del río.
El eco
de hambre
se repite entre
los escombros
para volar
libre como el cóndor
llevando alegría,
sembrando
paz y esperanza,
los ríos cantarán,
el viento bailará,
la sociedad vivirá,
volará la canción popular
gritando el nombre
de aquella dulce mujer:
Libertad.
Diez:
Ya no tengan
miedo de nada,
cojan sus herramientas
y –carajo-
si alguien nos quiere joder,
juntaremos nuestros
puños duros de obrero
para cuando
llegue
el tirano
lo destruiremos
para
recibir
la alborada.